Cuando en una comunidad no hay presencia de la autoridad ni llegan los programas sociales de la administración de turno, los resultados son nefastos para el tejido social que se ve quebrado por un sistema que lucha por el dominio territorial, donde las necesidades básicas para que un ser humano pueda subsistir, son precarias.
Barrio la Esperanza. Habitantes piden la mano del gobierno local.
Esta situación es la que se vive en el barrio La Esperanza del municipio de Arjona; donde el significado parece no tener validez para sus habitantes, cuyo pan diario es la pobreza, drogadicción, delincuencia, prostitución, maltrato intrafamiliar y alcoholismo en jóvenes, a causa de una comunicación débil de las autoridades. Los mandatarios de turno debieran miren mucho más hacia estos sectores.
En este barrio periférico las problemáticas focalizadas, dan mucho que pensar en donde sus habitantes están sumidos en una de las peores situaciones que pueda tener un ser humano con derechos y deberes constitucionales legítimamente. No podemos ser indiferentes ante las problemáticas sociales que padecen estas comunidades a causa de una débil comunicación entre gobierno-comunidad.
Mi crítica en esta temática social, es buscando crear conciencia en los gobiernos tanto actual como futuristas. En los programas de gobierno de los candidatos debe haber más compromiso con estas comunidades vulnerables e inmersas en la pobreza, en la falta de oportunidades que les permita salir adelante. Muchos gobernantes de turno se sacian diciendo que si están llevando soluciones a estos sectores deprimidos por la falta de presencia gubernamental, pero no es suficiente con querer llevar pañitos de agua tibia; hay que ser constantes y perseverantes en buscar alternativas de solución ante el impacto negativo de éstas comunidades.
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